El artista alemán participa con una exposición en el Festival Internacional de Arte Contemporáneo. El trabajo artístico del Rockero/Pintor alemán, es minucioso, casi invisible y contemplativo, en contraste un puñado de nomos de kínder inunda la sala y la vuelven inhabitable, difuminando el objetivo del creador que es un objeto en su solemnidad artística.
El artista llama a sus piezas “objeto-lienzos” ya que utiliza al objeto para pintar sobre la misma estructura de este, su propia imagen; lo que con frecuencia ocasiona que el trabajo pase desapercibido.
Los cuerpos en los que interviene pueden ser unas ordinarias cajas de cartón, los ladrillos de una casa, una caja de transporte o unas simples sombras de luz.
Früchtl no solamente es pintor, también es músico, toca la guitarra, le gusta el rock. Y por eso no soy tan agudo con mi crítica. Aunque no niego que en ocasiones me asusta que este tipo de piezas sea la dirección que sigue el arte, y con el susto que tuve en la galería anterior temo por la cultura, a quien llevo constantemente en mis oraciones.
Para él, las dos vertientes están íntimamente ligadas y cuando describe su pintura menciona palabras como la música rock y el volumen de los colores o incluye amplificadores o una bola de discoteca en algunas de sus piezas volviendo el lugar en un silencioso concierto de luz.
En conjunto en el salón contiguo presentan un tinaco que era del lux, me ahorro mis comentarios ante tal fútil pieza histórica jesuita.